martes, 21 de junio de 2011

Stringimi forte e stammi piu vicino

- No sé si serás capaz de escucharme, o siquiera entender lo que quiero decirte - Baja la mirada, y la pierde en el suelo - Pero necesito desahogarlo de alguna forma...
Sabes que te quiero, ¿no? Eso es algo que espero nunca dejar de hacer... Pero se está volviendo tan pesado... Y es como si cargara el peso del mundo sobre mis hombros...

Suavemente, desliza su pequeña y tersa mano, buscando poder hayar la de él, escondida. Por fín la encuentra, y la toma.

- Este sentimiento que llevo dentro es tan cálido, tan fuerte e impetuoso... ¿Sabes? Creo que es lo que aún me mantiene con fuerza, después de todo esto...

La habitación solo es un mudo testigo de la escena que, cobijada bajo su alero, se desarrolla.

- Pero tengo miedo. El terror de perderte me ataca cada noche, que me duermo pensando en tí.

Apreta suavemente aquella mano que tiene entre las suyas.

- A ratos, creo que solo me aferro a permanecer a tu lado, como si fuera una náufraga, es decir, deseo permanecer junto a tí, pero no sé si algún día puedas comprender lo doloroso que ha sido (y seguirá siendo) este camino.

Una inquieta lágrima se escapa por fin, y recorre tímidamente su mejilla.

- No quiero pensar siquiera en alejarme de tu lado... No quiero, sería muy cruel de parte del destino, el separarnos así de esta manera. Aún cuando cada día que pasa te siento un poco más lejos de mí. Existe una distancia que hace estragos en mi cabeza. No más así, en mi corazón. Aquel permanece firme, fuerte, latiendo; pero mi cabeza se hace sentir, y lo hace con ganas. Metódica y pausadamente, me explica cada uno de los puntos en contra de mantener el sentimiento que traigo, y mi férrea voluntad de permacer contigo. Me dice "tal vez, él lo quisiera; que tú puedas rehacer tu vida y estar junto a quién pueda brindarte aquello que necesitas: AMOR." Pero no. No quiero oirla. No quiero sentir que todo el camino ya andado, tomada de tu mano, ha sido en vano. Porque... ¿no es lo que quieres, o sí?

Apoya su cabeza en el brazo de él, aquel que tantas veces le daba aquella fuerza que no la abandonaba, y le permitía resistir cualquier duro embate de la vida.

- Te quiero. Sé que te quiero y sé cuál es el sentimiento que llevo dentro, que es lo que me impulsa a continuar a tu lado, a pesar de todo.

De pronto, siente una leve presión en su mano; levanta la vista, y ve, por fín, la luz en sus ojos...




PD: Estimado Señor Destino:
Amablemente, le comento, que puede irse a la mismísima ******. Yo, por mi parte, me mantendré firme en pie y creyendo.

Atentamente,
Akomi.