martes, 29 de mayo de 2007

Instantes De Reflexión... (Cortos, Pero Productivos)

Jorge Bucay
“26 cuentos para pensar”

AUTODEPENDENCIA
(Adaptación)

"Me acuerdo siempre de esta escena:

Mi primo, mucho más chico que yo, tenía tres años. Yo tenía unos doce...

Estábamos en el comedor diario de la casa de mi abuela. Mi primito vino corriendo y se llevó la mesa ratona por delante. Cayó sentado en el piso llorando.

Se había dado un golpe fuerte y poco después un bultito del tamaño de un carozo de durazno le apareció en la frente.

Mi tía que estaba en la habitación corrió a abrazarlo y mientras me pedía que trajera hielo le decía a mi primo:

- Pobrecito, mala la mesa que te pegó, chas chas a la mesa..., mientras le daba palmadas al mueble invitando a mi pobre primo a que la imitara...

Y yo pensaba: ¿...? ¿Cuál es la enseñanza? La responsabilidad no es tuya que eres un torpe, que tienes tres años y que no miras por dónde caminas; la culpa es de la mesa. La mesa es mala.

Yo intentaba entender más o menos sorprendido el mensaje oculto de la mala intencionalidad de los objetos. Y mi tía insistía para que mi primo le pegara a la mesa...

Me parece gracioso como símbolo, pero como aprendizaje me parece siniestro: tú nunca eres responsable de lo que hiciste, la culpa siempre la tiene el otro, la culpa es del afuera; tú no, es el otro el que tiene que dejar de estar en tu camino para que tú no te golpees...

Tuve que recorrer un largo trecho para apartarme de los mensajes de las tías del mundo.

Es mi responsabilidad apartarme de lo que me daña. Es mi responsabilidad defenderme de los que me hacen daño. Es mi responsabilidad hacerme cargo de lo que me pasa y saber mi cuota de participación en los hechos.

Tengo que darme cuenta de la influencia que tiene cada cosa que hago. Para que las cosas que me pasan me pasen, yo tengo que hacer lo que hago. Y no digo que puedo manejar todo lo que me pasa sino que soy responsable de lo que me pasa porque en algo, aunque sea pequeño, he colaborado para que suceda. Yo no puedo controlar la actitud de todos a mi alrededor, pero puedo controlar la mía. Puedo actuar libremente con lo que hago. Tendré que decidir qué hago. Con mis limitaciones, con mis miserias, con mis ignorancias, con todo lo que sé y aprendí, con todo eso, tendré que decidir cuál es la mejor manera de actuar. Y tendré que actuar de esa mejor manera. Tendré que conocerme más para saber cuáles son mis recursos. Tendré que quererme tanto como para privilegiarme y saber que esta es mi decisión. Y tendré, entonces, algo que viene con la autonomía y que es la otra cara de la libertad: el coraje. Tendré el coraje de actuar como mi conciencia me dicta y de pagar el precio. Tendré que ser libre aunque a tí no te guste. Y si no vas a quererme así como soy; y si te vas a ir de mi lado, así como soy; y si en la noche más larga y más fría del invierno me vas a dejar solo y te vas a ir... cierra la puerta, ¿ves? porque entra viento. Cierra la puerta. Si esa es tu decisión, cierra la puerta.

No voy a pedirte que te quedes un minuto más de lo que tú quieras. Te digo: cierra la puerta porque yo me quedo y hace frío. Y esta va a ser mi decisión. Esto me transforma en una especie de ser inmanejable. Porque los autodependientes son inmanejables.

Porque a un autodependiente solamente lo manejas si él quiere. Esto significa un paso muy adelante en tu historia y en tu desarrollo, una manera diferente de vivir el mundo y probablemente signifique empezar a conocer un poco más a quien está a tu lado.

Si eres autodependiente, de verdad, es probable que algunas personas de las que están a tu lado se vayan...

Quizás algunos no quieran quedarse. Bueno, habrá que pagar ese precio también. Habrá que pagar el precio de soportar las partidas de algunos a mi alrededor y prepararse para festejar la llegada de otros (Quizás...)"

Cuánto tiempo me costó entenderlo… y así, como en una noche lo hice. Espero que la enseñanza se quede en mí, y no la olvide una vez más…

Soy autodependiente, aunque no lo parezca, aunque incluso yo misma lo dude… soy autodependiente; me pertenezco a mi misma, y a nadie más. Soy 99,9% libre… solo me ata el miedo. Y cuando logre que éste desaparezca, cuando le cierre la puerta, mi libertad tendrá otro precio, que estoy obligada a pagar: mi estabilidad.

”Somos responsables de lo que hacemos, no importa cómo nos sintamos”

Qué tarde me he dado cuenta que no son los demás los que nos atan, somos nosotros mismos los que nos atamos a los demás. No nos “liberamos” de ellos, si no que debemos “liberarlos” de nosotros. Parece complejo, y quizá lo sea. Pero, es que no podemos vivir sin personas… aunque debemos aprender que las personas no son lo único para vivir.

Tenemos mucho que se nos ofrece y muy poco de lo que realmente tomamos, y valoramos.

¿Qué es lo más importante?

¿Qué es lo que realmente deseas?

¿Qué es lo que te propones conseguir?

La respuesta no es una, sino que varía con cada persona, cada cuál es un mundo diferente, un mundo en sí mismo… y siempre estaremos solos. Porque así es la vida. Siempre solos. Con otros, pero solos. “Acompañados”, pero solos al fin y al cabo…

Y realmente no tiene mayor importancia. Podemos socializar, pero no hay que dejarse absorber; también debemos aprender a enfrentar nuestra soledad. Y a disfrutar del silencio. A la gente no le gusta el silencio, no les gusta sentir la soledad de sus almas, les asusta pensar que es esa (quizás) la realidad. Prefieren el sonido, el ruido, lo superfluo… no les gusta darse cuenta cuán vacíos pueden estar por dentro…

No importa cuán equivocada esté, esto es lo que me toca vivir, y lo acepto. No todo, pero lo acepto. Siempre se pueden hacer modificaciones. ¿La vida es eso, no? Cambio, movimiento… nada es estático, sino que hay que correr tras lo que queremos… “no es que alguien se haya llevado mi queso… el queso se mueve, así que me muevo con el queso”… las metáforas son tan divertidas…

Y aún esto me hace pensar… “¿QUÉ HARÍAS SI NO TUVIERAS MIEDO?”






Mata ne...
-.Akomi.-